Mi nuevo proyecto Capítulo 3

                                   Breve resumen

En este capítulo de mi nuevo proyecto, os iré dando algún dato más a cerca de la historia de Dalia, sin destapar "la chicha" como ya sabéis, que la dejaremos para cuando esta increíble historia vea la luz, o eso espero.
Comenzamos hablando de Dalia, tiene trece años, su cabello tiene una mezcla de castaño claro, rubio y tiene matices de color naranja y sus ojos son de color miel. Vive con sus padres, nunca ha ido a la escuela, no se ha relacionado nunca con nadie. A pesar de eso es una niña muy inteligente que ha buscado sus propios recursos para poder hacer lo que más le apasiona, pero ese detalle no lo desvelaré.

Dalia sueña con ir algún día a la escuela y salir de ese lugar paradisíaco que tanto le gusta, pero que se ha convertido en su cárcel. Un acontecimiento cambia la vida de Dalia, a partir de ese día todo será diferente. Dalia comenzará una nueva etapa en su vida, será muy duro y a la vez muy gratificante para ella. Tendrá que enfrentarse a una explosión de emociones, momentos, nuevos amigos y mentiras. 

Os contaría mucho más, pero por motivos obvios no puedo. Solo puedo decir que Dalia dará mucho que hablar. Es una niña que me ha cautivado y espero que a vosotros también os guste.

He encontrado en Pinterest imágenes de inspiración de Dalia.

Extirpar el miedo

¿En qué rincón de nuestro cuerpo está escondido el miedo?
Ese miedo irracional que a veces nos hace sentir que hay palabras que se clavan como flechas envenenadas.
Quizás esté escondido en nuestros ojos, ya que nos hace fijar la vista solo en lo que lo desencadena.
O puede que se haya escondido en la garganta, se queda incrustado en las cuerdas vocales y nos impide hablar o gritar.
Aunque creo que hay miedos que les gusta jugar al escondite entre nuestros huesos y nuestros músculos, nos paraliza y no deja que avancemos.
Pero el vértice del miedo se queda agazapado en nuestro pecho. Nos oprime y no podemos respirar.
A veces incluso nos golpea tan fuerte que nos deja inermes.
Ese miedo que nos hace ver las cosas de forma distinta a como lo ven los demás. 
Nos arrebata nuestra autoestima.
Ese miedo que se ha gestado durante años muy adentro y que hemos alimentado como a una bestia y ahora es difícil luchar contra él. 
Nos priva de la libertad. Nos venda los ojos y nos encierra en el abismo.
Cuando nos damos cuenta de que el miedo nos vence y estamos a su merced, creemos que es tarde, que hemos perdido ya demasiado tiempo encerrados en su jaula. 
Puede que no sea tarde para enfrentarse al miedo, aunque hayamos perdido demasiado tiempo. 
Aunque nos haya arrebatado tantos momentos felices, tantos sueños por cumplir, tantas sonrisas. 
Nunca es tarde para extirpar el miedo. 
Comenzaremos por parir todas esas culpas, esas frustraciones, esos malos recuerdos, dejarlos huérfanos y sin alimento, indefensos. 
Nos perdonamos por todo lo que no nos hemos dado. 
Por todas esas veces que nos hemos necesitado y no pudimos estar. 
Por todos esos sueños rotos.
Por todos los llantos y por esos cristales rotos. 
Por los espejos y por los te quieros. 
Nadie dijo que fuera fácil. Como tampoco es fácil arrastrar el miedo durante tanto tiempo.
Y tú, ¿Dónde tienes escondido el miedo? 





Aprendiendo lo desaprendido

Estoy dejando de buscar respuestas absurdas en ese viejo baúl carcomido de culpas y desastres.  Estoy dejando la culpa atrás, mientras camin...