Extirpar el miedo

¿En qué rincón de nuestro cuerpo está escondido el miedo?
Ese miedo irracional que a veces nos hace sentir que hay palabras que se clavan como flechas envenenadas.
Quizás esté escondido en nuestros ojos, ya que nos hace fijar la vista solo en lo que lo desencadena.
O puede que se haya escondido en la garganta, se queda incrustado en las cuerdas vocales y nos impide hablar o gritar.
Aunque creo que hay miedos que les gusta jugar al escondite entre nuestros huesos y nuestros músculos, nos paraliza y no deja que avancemos.
Pero el vértice del miedo se queda agazapado en nuestro pecho. Nos oprime y no podemos respirar.
A veces incluso nos golpea tan fuerte que nos deja inermes.
Ese miedo que nos hace ver las cosas de forma distinta a como lo ven los demás. 
Nos arrebata nuestra autoestima.
Ese miedo que se ha gestado durante años muy adentro y que hemos alimentado como a una bestia y ahora es difícil luchar contra él. 
Nos priva de la libertad. Nos venda los ojos y nos encierra en el abismo.
Cuando nos damos cuenta de que el miedo nos vence y estamos a su merced, creemos que es tarde, que hemos perdido ya demasiado tiempo encerrados en su jaula. 
Puede que no sea tarde para enfrentarse al miedo, aunque hayamos perdido demasiado tiempo. 
Aunque nos haya arrebatado tantos momentos felices, tantos sueños por cumplir, tantas sonrisas. 
Nunca es tarde para extirpar el miedo. 
Comenzaremos por parir todas esas culpas, esas frustraciones, esos malos recuerdos, dejarlos huérfanos y sin alimento, indefensos. 
Nos perdonamos por todo lo que no nos hemos dado. 
Por todas esas veces que nos hemos necesitado y no pudimos estar. 
Por todos esos sueños rotos.
Por todos los llantos y por esos cristales rotos. 
Por los espejos y por los te quieros. 
Nadie dijo que fuera fácil. Como tampoco es fácil arrastrar el miedo durante tanto tiempo.
Y tú, ¿Dónde tienes escondido el miedo? 





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aprendiendo lo desaprendido

Estoy dejando de buscar respuestas absurdas en ese viejo baúl carcomido de culpas y desastres.  Estoy dejando la culpa atrás, mientras camin...