La chica de la ventana

Primera parte 

Extraña manera de ver la vida a través de una ventana.
Aquí, entre los barrotes me siento segura. Mis pies descalzos no piden abrazos ni paraguas que les resguarde de la lluvia. Veo pasar a la gente, como autómatas despellejando el tiempo que les queda.
Con anteojeras y viviendo al galope. Viendo sus vidas pasar a toda velocidad y con cara de viajeros fatigados.
Deshice la maleta el día que perdí el valor y la conciencia.
El día que me robaron el libre albedrío y mis ganas de ver lo que esconde el mundo a través de mi ventana.
Espero al amanecer y al atardecer y mi horizonte se tiñe de rojo y violeta. Intento capturar ese precioso momento, como si fuera la última imagen que guardarán mis pupilas.
La vida acontece fuera. El asfalto mojado, la lluvia calando a los transeúntes. Las farolas iluminando el asfalto y allí está él, de nuevo, pasando por delante. Aminora el paso cuando se acerca por mi ventana y no sé cómo disimular que me tiemblan las piernas.
Atrapo los barrotes entre mis dedos, con tanta fuerza que mis nudillos pierden su color natural. Me percato y comienzo a repiquetear la verja con mis uñas. Sigue ahí, en el mismo lugar de siempre y mi angustia no desaparece. Quiero que se marche y poder estar sola contemplando el maravilloso espectáculo, mi momento favorito. Pero tampoco quiero que se aleje. Mis entrañas tamborilean al compás acelerado de mi corazón. Nunca nadie me había mirado de ese modo. Sentí el fuego crepitar en mi vientre. Pero, ¿qué es lo que me está sucediendo? Me quedo paralizada, como un objeto inanimado, esperando por fin que continúe su camino y con una mezcla de angustia e incertidumbre por volver a verlo. 



No desistas

Empieza por ahí, me dije.
Es un paso, aunque creas que es insignificante, para ti no lo es.
Mírate al espejo, más de dos segundos, no te engullirá.

No claves tus pupilas en tu rostro, en tus defectos, en tus heridas.
Acaricia tus cicatrices con la yema de tus dedos.
Verás que ya no son cuchillos afilados que desgarran esa piel que creías muerta.
Recuerda todos esos sueños que eran inalcanzables.
Tal vez lo sean, pero qué más da.
Quizá la vida te sorprenda y puedas rozarlos o incluso atraparlos. 

No desistas
El camino recorrido no ha sido fácil como para volverse rendida.
Tal vez no encuentres lo que esperabas al final de tu destino. 
Pero lo que has ido construyendo en el trayecto, no lo derribará nadie.
Lo sabes perfectamente 
Que de tempestades sabes mucho.




Entrevista Irredimibles (Magazine literario) "Versus"

Cómo he podido olvidar escribir una entrada sobre la entrevista que tuvo el placer de concederme la revista Irredimibles.

"Irredimibles es un colectivo de autores encantados con la idea de dar a conocer sus voces y las de otros autores al máximo número posible de lectores", así es como se definen. En esta revista online podrás encontrar reseñas, relatos, poesía, invitados, artículos y noticias, además de entrevistas. Si entráis a Irredimibles podéis encontrar toda la información a sus redes sociales y demás, como también podéis leer la entrevista "Versus: Arantza Guinea y Piedad Pérez" donde podréis conocerme un poquito más, además de leer uno de los poemas que contiene mi primer poemario Kintsugi.

En la entrevista os hablo de qué es para mí la poesía y en esta entrada podría ampliar esa pregunta explicando por qué me gusta escribir poesía. Al margen de lo que se defina sobre ella, de las normas previamente establecidas, las características que debe tener un poema, las reglas y la estructura. La poesía es belleza, sentimiento. Un poema bien escrito debe llegar al lector, moverle algo dentro, transmitir, emocionar. Lo más bello de escribir poesía es, cuando el lector hace suyo el poema, lo interpreta a su manera, basándose en las vivencias propias, al margen de la finalidad de ese poema y su significado. Las personas que me leen asiduamente en Instagram, verán que mis versos no tienen una estructura definida, de hecho, a menudo no sé cómo definir lo que escribo, sale sin más.
Este tema me recuerda un poema que escribí:

La estructura de un poema
la verdadera anatomía de un verso
A menudo
Se basa en desprenderse de la garra que sujeta la carne
Y notar como cada estrofa brota de esas heridas
y en carne viva
Sutures con tus propias manos cada una de esas grietas
para dejar entrar la luz que cure la herida
Y no es que solo los poetas vean arte en la tragedia
Es que los poetas tienen la capacidad de moldear la tragedia y hacerla arte.

Por supuesto, es mi forma de verlo, no digo que sea la correcta. Tampoco digo que la poesía que escribo sea buena o esté bien estructurada, de hecho, creo que es la prosa poética más libre que alguien puede escribir.
Me gustaría saber vuestro punto de vista sobre la poesía, la forma de escribir de cada persona y demás.
También podéis darme vuestra opinión sobre la entrevista y el poema que dejé plasmado después de la entrevista.


Espero que os guste o al menos que os mueva un poquito.
Muchas gracias por leerme.
Hasta pronto.



Donde se crean los momentos

Anoche estuve allí, donde se crean los momentos.
Buscaba algo que perdí y aparecieron los recuerdos.
Una secuencia se repetía una y otra vez.
Y yo, creyéndome segura en mi jaula, decoro los barrotes con flores pintadas.
Ellas no se marchitarán.
La vida acontecía fuera.
Y yo, mientras, decorando un bote vacío para atrapar los momentos.
Y los sueños.

Amarré el silencio de la estancia.
Vacía, como ese bote que no conseguía llenar.
Creyéndome segura.
Amarré también sin querer los momentos.
Y los sueños.
Me someto cada día a juicio y mi condena ya la estoy cumpliendo.
Me declaro culpable y en libertad condicional por mi pulcra conducta.
Y sigo en mi jaula de barrotes pintados con flores marchitas.
Viendo como la vida acontece fuera, creando momentos.
Mientras veo repetidas veces la misma secuencia.
Pero ningún momento creado.
O vivido.





Aprendiendo lo desaprendido

Estoy dejando de buscar respuestas absurdas en ese viejo baúl carcomido de culpas y desastres.  Estoy dejando la culpa atrás, mientras camin...