A menudo, sin quererlo, te sorprendes mirando en tu interior, en lo más profundo. Allí donde nadie mira y donde pocas veces te detienes demasiado. Te das cuenta de que esas heridas que juraste que eran cicatrices, sangran de vez en cuando y esas absurdas nimiedades, duelen más de lo que quieres admitir.
El arte es el mecanismo de defensa más potente del que disponemos para curarnos, deshacer los nudos y liberarnos. "Kintsugi" (Olelibros)
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Tejiendo quimeras
No te quedes a mi lado si no lo sientes. No insistiré más. Deberías leer en mis ojos cuánto te he necesitado. El vértice de mis brazos ya no...

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No te quedes a mi lado si no lo sientes. No insistiré más. Deberías leer en mis ojos cuánto te he necesitado. El vértice de mis brazos ya no...
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Todavía pesa, claro que pesa, pero, joder, no puede ser siempre todo bonito y brillante. También existen los colores grises, aunque a menudo...