Me olvidé de olvidar

Te pido perdón, me olvidé de sonreír. Olvidé poner dos pinzas en mis hoyuelos hasta provocarte una sonrisa. Olvidé también, apartar las nubes para que puedas ver como al amanecer, el cielo se tiñe de rojo y violeta. Te pido disculpas, olvidé dejarte el último sorbo de vino que sueles probar de mi boca. Que sabes que me gusta tanto, que acabo lamiendo los tuyos.
O no quiero olvidar decirte que olvidé susurrarle al viento tu nombre. Sí, sé que te ríes de mí cuando me escuchas y después, te quedas embelesado cuando las copas de los árboles bailan conmigo. Más tarde llega la lluvia de hojas caduca, que me recuerda que puede caer al vacío lo que no sirve. Porque siempre hay un motivo para renovarse y seguir adelante.
Olvidé también dejarte colgado en la nevera nuestro abrazo más intenso, ese que te empeñas en darme porque crees que acabaré perdiendo el miedo a las manos con abrojos. Y yo, que aunque no quiera reconocerlo, mi cuerpo sí reconoce al tuyo y muere por sentirlo.



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