Grandes pasos

Hay días en que no estoy. 
No me pertenezco.
Ni soy paz, ni soy trinchera. 
Ni soy fuego, ni soy escarcha. 
Ni soy hogar, ni soy viajera.
Mis pasos han alcanzado caminos que antes creía infranqueables. 
He derribado ese muro que separaba tu realidad de la mía tantas veces que mis nudillos sangran.
He cubierto de naipes mi castillo, que fue mi cárcel. Intento inhalar muy despacio el poco aire que me queda, para no derribar lo que, con tanto esfuerzo he conseguido. 
He aprendido a respirar profundamente antes de saltar a un vacío inexistente. 
El mismo día que aprendí a inhalar y exhalar sin ahogarme en el intento. 
Parece fácil, no? 
Imagina, comprimir todos los pedazos que quedaron de jirones del ayer e intentar encajar cada una de esas partes desmembradas sin el menor atisbo de cicatriz. 
Todo eso en tu caja torácica.
Entre pecho y espalda.
Así que respira, me repito. 
Lo estás consiguiendo.





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