Hoy no me siento satisfecha.
Una parte de mí cree que ha fallado.
Quizá he fallado como poeta, como persona. Tal vez como mujer o como madre o como amiga. O puede que sea hoy mi parte guerrera la que ha fallado.
Y no, no es que piense que he dado más o menos de lo que se esperaba de mí. Puede que esa parte de mí crea que no he dado lo suficiente. Que sé que soy muy exigente conmigo y nunca seré suficiente, ni para mí ni para nadie.