Hoy no me siento satisfecha.
Una parte de mí cree que ha fallado.
Quizá he fallado como poeta, como persona. Tal vez como mujer o como madre o como amiga. O puede que sea hoy mi parte guerrera la que ha fallado.
Y no, no es que piense que he dado más o menos de lo que se esperaba de mí. Puede que esa parte de mí crea que no he dado lo suficiente. Que sé que soy muy exigente conmigo y nunca seré suficiente, ni para mí ni para nadie.
Que todas esas barreras que creí demoler vuelven a levantarse.
Y vuelvo a ver reconstruirse esos puentes que derribé para no retroceder.
Hoy siento que no seré suficiente.
Que tengo que demostrar que soy capaz y soy valiente.
Y joder, que por una vez en mi vida, quiero sentir que no lo soy.
Quizá mañana derruya muros con mis propias manos.
Pero hoy siento todas esas victorias pírricas como pequeñas partículas punzantes.
Hoy necesito que la lluvia lave mis heridas.
Que se desprenda de mi piel la sangre de mis enemigos.
Que hoy no soy guerrera.
Ni valiente.
Ni Poeta.
Y por favor, dejadme que hoy así sea.
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