Acércate despacio, muy despacio.
Tal vez no lo notes, pero todavía tiemblo.
Es curioso lo que el alma puede gritar en silencio.
Toca suavemente, ahí donde un día dolió… y todavía duele.
Acaricia lo invisible: mis miedos, mis recuerdos, lo que solemos esconder detrás de una sonrisa.
Tal vez no lo sientas, pero estás liberando a mis demonios.
Sé esa persona que no busca explicaciones, que sabe leer las lágrimas antes de que caigan.
Y si un día, sin querer, me ves llorar frente a ti…
Sabrás entonces que te has colado en mi alma, en el rincón más frágil y vulnerable.
Y créeme… desde ahí, ya no habrá regreso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario