¿Cómo quieres que escriba un poema,
si ya no hay palabras que salven nuestros renglones?
Lo que fue brisa se volvió huracán.
Ya no siento que el sol de invierno acaricie mi piel,
ni que la abrace con su tibieza.
Todo se ha vuelto eco
una voz que no regresa.
Una página en blanco que se resiste a nacer.
Y en mis manos, el temblor de lo no nos dijimos,
de lo que no fuimos,
de lo que ya no seremos.