Se fue.
Se fue igual que vino,
como un relámpago,
y no supe cómo detenerlo.
Se fueron sus mentiras y sus verdades,
y todos sus disparates.
Se fue el vacío y la ausencia.
Se fueron las ganas de estrujar la coherencia.
Se fueron las noches en vela,
y las velas encendidas.
Se fueron los brindis con vino
y las borracheras de besos escondidos.
Se escondió en un hueco vacío,
allí donde nadie pudo encontrarlo.
Agazapado, como un animal herido,
esperando un rescate.
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