Tejiendo quimeras

No te quedes a mi lado si no lo sientes.
No insistiré más.
Deberías leer en mis ojos cuánto te he necesitado.
El vértice de mis brazos ya no encuentra refugio en los tuyos.
Ya no hay melodías ni bailes de medianoche.
Me acostumbré a la soledad de una estancia llena, pero vacía por dentro.
En mi caótico espacio, no supiste (o no quisiste) acurrucarte a mi lado.
Y, engullendo mis ganas y mis silencios, dejabas nuestros sueños en puntos suspensivos.
Dejé impregnadas mis mañanas de deseos inalcanzables, y tú, a kilómetros de mí, no encontrabas la puerta de entrada… ni la de salida.
Me acostumbré a levantar mi castillo y mi fortaleza, y me quedaba tejiendo quimeras.
Ya no necesito tantas armaduras para sostener la vida.
Aprendí a manejar la ira con pequeños grandes momentos que lograron llenar esos huecos vacíos.
Sigo aprendiendo...
Sigo rellenando grietas con polvo de oro y plata. Porque no, yo nunca me rindo.
¿Y sabes qué?
Contigo sí lo he hecho.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tejiendo quimeras

No te quedes a mi lado si no lo sientes. No insistiré más. Deberías leer en mis ojos cuánto te he necesitado. El vértice de mis brazos ya no...