Hay días en los que avanzas diez pasos,
y sin embargo, otros días solo queda una sombra que se alarga en el silencio,
como si el tiempo se hubiera detenido solo para ti.
Las horas pesan, los pensamientos te arrastran, y todo lo que ayer parecía posible hoy se esconde tras un velo gris.
No hay ruido, solo el eco de lo que no fue,
de lo que pudo ser y no fue suficiente.
Y en esa quietud que duele, en esa calma que no consuela, uno aprende a convivir con la ausencia de fuerzas, de respuestas y de sentido.
Pero aun así, la sombra está ahí y si existe sombra,
es porque en algún lugar todavía hay luz.