Que me tengan cuidado las palabras, que puedo trenzar mis miedos con ellas.
Y, por favor, que no aprovechen la oportunidad para rendirme cuentas, que ya no consigo que cuadre nada.
Que me tengan cuidado los abrazos, que pueden hacer nido en mis pulmones jadeantes, al inhalar y exhalar tantos suspiros.
Que no estoy acostumbrada a este trasiego de emociones que siento dentro.
Y creo que algo en mí estallará en pedazos.
Ya me cansé de reconstruirme una y otra vez, y que por mis grietas se filtren las lágrimas que guardo.
Que me tengan cuidado los versos, que de palabras incoherentes yo entiendo.
Y también de metáforas absurdas que esconden el vacío más profundo.
Que no, que no soy de hierro.
Que soy frágil como el cristal.
Que me tengan cuidado las promesas, que solo sé romperlas a mí misma.
Que me tengan cuidado las noches, que guardan en su silencio los susurros de mis dudas.
Que me tengan cuidado las estrellas, que no todas iluminan el camino correcto.
Que me tenga cuidado el camino, que aunque sangren mis pies, sabe que no me rindo.