En reconstrucción

Me he dado cuenta de que necesito una completa rehabilitación. Intento una y otra vez que mi espacio sea habitable, cuando en realidad sé que necesita cimientos más fuertes. Me niego a demoler lo que tanto me costó mantener en pie. Después de tantas tormentas, necesito creer que todo lo que intenté sostener durante tanto tiempo, ha servido para evitar el derrumbe. Esta vez no levantaré muros infranqueables. Sé que debo arreglar tabiques que quedaron agrietados.
Las tejas que se desprendieron con el fuerte vendaval, las sustituiré por otras más firmes. 
Debo también, abrir en mis ojos unos grandes ventanales, para no perder su brillo.
Plantaré nuevas semillas en mis costillas y las cuidaré como nunca me supe cuidar.
Montaré una librería enorme en mi caja torácica y colocaré todos los libros del mundo. Cuidaré con mimo cada detalle del interior. Ahora más que nunca, necesito sentirme hogar. Hacer por mí lo que debí haber hecho mucho antes y nunca creí merecer. 
Así que, después de la reforma, si me cuidas, te invito a tomar un café. Y puede ser el café más largo de nuestra vida. 



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