Estoy aprendiendo a mirar a la gente a los ojos y a la vida de forma distinta.
Sin que se quiebren mis pupilas por el llanto contenido.
Intento cada día quererme un poquito más de lo que un día me quise o me odié.
Llevo en mi regazo todos mis sueños acumulados y los acuno.
Algún día, tomarán forma, se erguirán y levantarán su vuelo, o eso espero. Para eso estoy tejiendo mis alas.
Llevo el lienzo a cuestas y cada día Intento pintar mis mañanas de colores.
Visto de metáforas mis sonrisas.
Aunque todavía sostengo la culpa.
Mi armadura es cada vez más fina.
Me callo.
Me río.
Me ahogo
Me quiebro.
Y vuelvo a alzar la vista.
Y el vuelo.
Y la sonrisa.
Y vuelvo a sacudir las cenizas.
De mi dorada armadura.
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