Máquinas tragaperras

A veces se nos olvida que somos humanos. Acumulamos heridas, decepciones y frustraciones como las máquinas tragaperras. 
Esperamos que un algoritmo controle la cantidad de daño que podemos almacenar y, en función de los puntos de sutura que necesitemos en cada herida, ganamos o perdemos. Lo que suelen utilizar como aprendizaje. 
¿Y quién nos enseña a coser nuestras heridas? A remendar todos los pedazos que quedaron desgarrados. A soltar esa pesada carga que nos encorva y nos deja cada día más pequeños. 
Se nos olvida que no somos máquinas, que no podemos tenerlo todo bajo control, y mucho menos los sentimientos. 
La vulnerabilidad no debería ser un arma que utilicen contra ti, sino una forma de mostrar al mundo que eres fuerte, a pesar de todo.



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