No fui yo

Dices que te he abandonado, que me he olvidado de todo lo que perdimos y lo 

que nos hicimos. Me reprochas por seguir mi camino y crees que he borrado 

tus huellas. Que deshice esa maleta de cobardía y me disfrazo de valiente 

Me recuerdas todas las heridas que nos quedan y pretendes hacer una 

almohada con ellas. Abrazas mis miedos como si quisieras atrapar el tiempo 

perdido. Excavas en el rencor, construyes una trinchera y me juras que es el 

lugar más seguro para nosotras. Que allí no se escuchan los quejidos de 

nuestra alma moribunda.

Sigo el camino de flores con la maleta a cuestas, intento desprenderme cada 

día de un miedo y que no pese la cobardía. Duermo en una almohada 

remendada con todas mis cicatrices y al amanecer dejo que se cuele el sol por 

todas mis grietas. He construido un castillo encima de la trinchera donde yacen 

los minutos que perdí en mi guerra.

Todavía escucho tu quejido cuando cierro los ojos, aunque sé que ya se 

escucha más lejos.

Nuestro espejo no me engulle y he hecho las paces contigo. Que ya no soy esa 

niña que se quedó atrapada en el pozo.

No olvides que quién te abandonó no fui yo, sino el tiempo


Espero que te guste lo que lees

Si te ha gustado, puedes apoyarme y adquirir un ejemplar de Kintsugi, mi primer poemario.

Muchas gracias por leerme.


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