Quisiera tener un motivo por el que seguir luchando, pero acabo vencido y somatizando mi angustia.
No me encuentro en los lugares donde creí pertenecer, y a veces pienso que debería huir para salvarme.
Ya no encuentro en mí ningún refugio donde pueda guarecerme de la tormenta.
Ya no sé dónde colocar los sentimientos para que no me abrasen por dentro.
No es tan fácil escribir sobre tus sentimientos sin filtros que los adornen. Así, a quemarropa. Deshaciéndote de tu coraza y dejando que el mundo lea en qué se reduce tu estado de ánimo.
Que, en ocasiones, estás arriba y, de repente, eres consciente de la realidad y te lanzas al vacío.
Qué vacíos se sienten los sentimientos cuando no se expresan adecuadamente. Cuando los reprimimos para no entorpecer el camino de nadie, sin darnos cuenta de que vamos dejando huecos difíciles de llenar.